viernes, 27 de noviembre de 2009

Docencia compartida

Esto es lo que decía Iñaqui Gabilondo hace cierto tiempo comentado los incidentes en Pozuelo de Alarcón donde unos "chavales" destrozaron el mobiliario urbano por diversión llegando a atacar una comisaría de policía. El comentario se produjo justo después de conocerse el castigo impuesto por un juez.



la semana pasada, leí la siguiente noticia en el periódico: "juzgan a un profesor por castigar a una alumna"

No sé cuál es el techo de este despropósito. Si los padres defienden a sus hijos a capa y espada, me parece lógico. Es nuestro instinto natural de supervivencia animal. Pero, ¿no preparamos a nuestros hijos mejor para la supervivencia CIVILIZADA dejándoles asumir sus fallos y premiando sus aciertos que protegiéndoles en sinsentidos como los que acabo de enseñaros? ¿Acaso no se dan cuenta esos padres de que les tienen completamente engañados sus hijos y que lo que están creando es un ser que no tiene conciencia de que si hace algo mal le vendrá un castigo en un futuro? Ahora hacen tonterías "ridículas" como pintar una mesa, romper un cristal con una pelota o simplemente pelearse con un compañero utilizando la fuerza bruta para imponer sus ideas pero, si ellos no entienden que esos "pequeños" fallos son reprendidos, en un futuro esas vivencias pueden desencadenar en vandalismos urbanos o agresiones físicas como la violencia de género o actos racistas.

El problema es que solo cuando las raíces del árbol son pequeñas, éste se puede arrancar con un tirón para luego trasplantarlo en mejor tierra. Una vez que el árbol se ha asentado es imposible arrancarlas sin matar el árbol.

No dejen a sus hijos convertirse en árboles torcidos y perjudiciales. Cuando se tuerzan, ayudenles con una vara para que crezcan rectos y fuertes. Utilicen todos los medios que tengan a su alcance. Soy profesor y me gusta sentirme uno de esos medios. Me gusta ayudar a mis alumnos para su futuro, pero constantemente me encuentro con padres que rompen las varas que voy colocando. Ellos sabrán (o no) qué quieren hacer con sus hijos.

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