viernes, 1 de enero de 2010

Guillermo Orozco

Un día te pones a curiosear por internet sin orden ni sentido y te encuentras con esto:



Un compañero de colegio tenor. Ni de lejos pasó por mi cabeza. Yo no tuve demasiado contacto con él porque nunca coincidimos en el mismo aula, pero sí que jugué alguna vez al futbol o al baloncesto con él. Me alegro de que viva de algo tan difícil como es la música. Seguro que no le ha sido fácil. Estoy feliz por él.

Es curioso cómo vamos perdiendo conocidos por el camino mientras hacemos camino al andar (que diría el poeta) ahora mismo me pregunto qué habrá sido de la mayoría de mis compañeros. Algunos, los mejores amigos, los sigo teniendo controlados y sé si son padres, o solteros, en qué trabajan, donde viven,... pero de otros, no sé absolutamente nada. Pienso en las fiestas de las peliculas americanas donde se reunen todos los viejos alumnos de una promoción para contarse sus triunfos en la vida. Pienso que eso quedó sustituido por el Facebook o el Tuenti. Pienso que ninguno de los dos sirven para sustituir las fiestas de las películas americanas. Pienso luego existo.

Me duele un poco la cabeza de pensar, será que no estoy acostumbrado...

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