domingo, 27 de febrero de 2011

El ataque al Carapapa


Ayer, por la noche, fui fuimos a un espectáculo de magia.Todo empezó con nuestro compañero de asiento dormido ¡antes de empezar el espectáculo! se despertó con los primeros aplausos del público y ... ¡se volvió a dormir! La pareja le despertó unos 5 o 6 minutos más tarde.

El espectáculo lo presentaba un señor de unos setenta años que era un antiguo mago profesional que había ganado el premio nacional de magia en 1959. El Gran Palmer. Sevillano. Fue presentador y mago invitado, con lo cual nos "recompensó" su nula fluidez de palabra con unos cuantos trucos que nos explicó sin ser esa su intención. Además le salieron mal un par de ellos. Todos los trucos estuvieron bastante mal ejecutados, pero no le puedes pedir a una persona tan mayor nada mejor. Yo se lo valoré positivamente. Eso sí, ejecutó un truco de cartas que cambiaban ante nuestros ojos, que fue una maravilla.

El segundo mago en liza fue Romer. Otro mago sevillano ganador de los premios nacionales de magia en 1997 y 1999. Muy cómico todo. Grandes trucos muy impactantes. Apariciones de 4 palomas y una cacatúa, magia con cartas gigantes, disfraces y clown mezclados con muchas risas. Cuando apareció la cacatua, ella misma hizo parte de un truco. Luego decidió irse volando a la parte alta del teatro. Romer sacó tres personas al escenario. Una de las personas era un chico especial al que el mago no supo gestionar adecuadamente. No obstante no fue ofensivo con él y se integró suficientemente en el espectáculo. Ahora viene el momento de tensión del espectáculo. A otro de los voluntarios le bajó los pantalones como parte de su truco. Me pareció que no tenía gracia y se pasaba con una persona que había salido voluntariamente. La cacatúa, mientrastanto, a su aire por el telón del teatro.

El tercer mago se llamaba Alesku. También sevillano. Premio nacional de manipulación en el año 2010. Fantástico. El que más me gustó. Desapariciones y apariciones de objetos. Muy plástico. Solo me habría gustado más si llego a estar sentado en el patio de butacas en vez de en la primera grada, porque a veces se le veían las formas en que escondía los objetos. Peor muy bueno el tío. La cacatúa a lo suyo.

Cuando faltaban unos 15 minutos para acabar el espectáculo, la cacatúa decidió darse otro paseo por el teatro. Vino a estrellarse contra la pared que estaba justo encima mía. Se quedó un instante en el suelo a unos dos metros de mí. Luego se recuperó y empezó a pasearse junto a los que estábamos en la grada. llegaba hasta mi silla y volvía a irse unos dos metros hacia atrás. Todos los de las gradas estábamos pendiente de la cacatúa y pasando del espectáculo. La cacatúa se acercaba demasiado a mí y hacía el amago de subirse en mi silla por el apoyabrazo. El hombre que se sentaba en la fila de atrás (pero no detrás mía) intentó coger al bicho, pero éste le intentó morder. Esa no era la solución. Como se me acercaba peligrosamente, me cambié de lugar para no tenerla tan cerca y disfrutar del resto del espectáculo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando la cacatúa se acercó hasta el sitio donde me había cambiado, se paró junto a mi silla, a la altura de mi cara porque estaba sobre los escalones de la fila de atrás, giró la cabeza para fijar uno de sus ojos en mí y me dijo "carapapa". Se giró de nuevo y se fue con los otros espectadores repitiendo una y otra vez "carapapa, carapapa, carapapa,..." Volvía a mí y me lo volvía a repetir. Así durante unos minutos. Supongo que tendría razón porque mi cara era un poema.

Todo acabó cuando el mago vino a recuperar a su pájaro. Acabó la tensión del momento y el espectáculo en general porque volvimos a mirar al escenario cuando encendían las luces para despedirnos.

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