miércoles, 6 de julio de 2011

Soy matemático. No una calculadora

Me he permitido el enorme placer de copiar un texto que mi amiga Ana ha escrito en su Caralibro. En él se expresa el trasfondo que se esconde tras la frase que encabeza la entrada. Esa es la frase que repito una y otra vez cada vez que al pedir una cuenta con los amigos alguien me dice "X € entre 14 que somos... A ver el matemático...".

El texto dice así:

Han existido, y hoy también existe, matemáticos que son unos artistas del cálculo del máximo nivel. No sólamente se manejan muy bien con los números, sin que también hacen malabares con las fórmulas. Saben con exactitud cuándo hay que sustituir una variable por otra para simplificar la ecuación; saben cuándo ser precisos y cuándo pueden relajarse.

Karl Friedrich Gauss, por ejemplo, no sólo ideó un método de eliminación fabuloso para resolver sistemas de ecuaciones lineales; además consideraba tan bueno ese método, que con él podían resolverse de cabeza las ecuaciones al mismo tiempo que se podía estar pensando en otra cosa.

Por otro lado, ha habido y hay matemáticos que se enredan sin remedio al efectuar cálculos, igual que el profesor de matemáticas despistado del chiste: el profesor dice A, escribe B, piensa C y calcula D, pero E habría sido lo correcto. ¿Por qué? Para empezar, las matemáticas no consisten en efectuar cálculos y, aunque así fuera, el cálculo constituye una parte menor y no demasiado importante de las matemáticas. La imagen del matemático sentado todo el día calculando con números enormes o enviando operaciones al ordenador es una caricatura.

La realidad es muy diferente. La labor del matemático consiste en meditar tan a fondo sobre un problema, estructurarlo con tanta claridad, dominarlo tan bien, que al final "sólo falte" calcularlo. Dicho de un modo un tanto tajante: ¡las matemáticas son el arte de evitar los cálculos!

Eso lo conocen perfectamente los matemáticos. Saben que calcular es sencillo, que cualquiera puede efectuar cálculos, que ellos mismos hallarían el resultado...si se concentraran en lograrlo. Consiguen que los problemas difíciles queden reducidos a cuentas.

Lo que realmente les gusta a los matemáticos que no disfrutan haciendo cuentas, y lo que a veces les hace frotarse las manos de alegría, sonlos pequeños trucos para calcular o, también, pequeñas recetas para efectuar comprobaciones. Por ejemplo, mirar si la última cifra de un resultado encaja, o saber si el resultado es un número par o impar. Con eso les basta.

Albrecht Beutelspacher. "Matemáticas: 101 preguntas fundamentales"

Por cierto, aprovechando que estamos hablando de redes sociales y mi actual interés en conseguir una invitación para Google+, agradecería que algún alma caritativa me enviase una invitación  (podéis poneros en contacto conmigo a través de los comentarios y vuestros datos jamás serán publicados. Es decir, me podéis enviar una dirección de correos para contactar, que no la publicaré)

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